Santiago García conversará sobre su obra La novela gráfica y dictará talleres de guión de cómic en Bogotá y Armenia. |
Para
desentrañar las posibilidades narrativas de lo gráfico es necesario el ingrediente de la obsesión. A Santiago García (Madrid, 1968) el cómic lo sedujo en
su infancia y luego lo atrapó durante su vida profesional. Empezó siendo traductor
al español de varios cómics de superhéroes, como Spiderman y X-Men. Luego
empezó a escribir sus propias historias: El vecino (2004), ilustrada por Pepo Pérez ya alcanza la
tercera entrega y es sólo una de las historietas que ha publicado.
Su
trabajo creativo siempre ha estado acompañado de la investigación: dos obras, Mangavisión (1995) y La novela gráfica (2010) demuestran que
detrás de un buen crítico hay, ante todo, un buen lector.
¿Cuáles son sus lecturas más
especiales?
Quienes
nos dedicamos al cómic hemos quedado marcados por lo que leímos de niños, eso
es lo que nos engancha para toda la vida. En mi caso, Spiderman, Tintín y Mortadelo
y Filemón, una historieta de humor que es el cómic de más éxito en la
historia de España. Lo bueno de este trío es que son obras muy distintas, tanto
en estilo como en intenciones.
¿Cuál es la cualidad clave en un
crítico de cómic?
¿Quién
lo sabe? Hay tantos críticos como lectores y cada uno cree tener una
perspectiva adecuada. Mientras unos creen que hay que explicar los mecanismos de la forma, otros piensan que lo importante es
desentrañar el contenido. También están los que se empeñan en buscar una mágica
objetividad o los que se implican desde la pasión.
Al final sólo queda un punto en común: desde cualquier perspectiva,
el buen crítico es el que dice lo que ve. Hay demasiados críticos que repiten
lo que han oído por ahí, o que dicen más de lo que ven. Todos creen que están
haciendo lo que más les conviene políticamente para posicionarse: éstos son los
malos críticos.
¿Cómo es que los formatos
influyen en la narrativa de un cómic?
Los formatos son completamente decisivos cuando se determina el lenguaje y el
contenido de un cómic. Esto no afecta sólo a la historieta, también al cine, la
televisión, y a cualquier otra forma artística. El cómic no ha reflexionado
demasiado sobre los formatos porque la mayoría de las tradiciones nacionales
estaban muy basadas en industrias comerciales que habían consolidado formatos-fórmula
durante décadas: el formato de la revista corta o el de la tira cómica se daba
por establecido, como si fuera algo natural. Pero esta uniformidad se rompió en
los últimos años y la variedad de formatos a los que un historietista tiene
acceso hoy en día se refleja en la variedad de lenguajes gráficos y de temas
que se tratan en la historieta contemporánea.
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